Repetitiva, predecible y por completo carente de emoción. Este insulso drama protagonizado y dirigido por el legendario Clint Eastwood es tan patético y risible como desconcertante y hasta de mal gusto.
La idea se entiende, e innegablemente tiene bastante potencial, aunque la concepción y el tono usado por el director Eastwood para la narrar la misma no es el adecuado.
El director/actor, además, se apoya excesivamente en su carisma y en su célebre persona, y va soltando un chiste aquí y otro allá, a veces con tintes abiertamente racistas que francamente no son graciosos ni irónicos.
Esa, por cierto, –el aspecto racial– es la única razón por la que existe aquella secuencia en la que él, en el papel de Earl Stone, se detiene en la carretera a ayudar a una pareja en problemas.

El que un veterano de guerra, de 90 años, mal esposo y divorciado, pésimo padre y ahora en bancarrota, se convierta sin quererlo o sin saberlo (?) en un traficante de drogas, y pase desapercibido por un buen tiempo, raya en lo insólito e inaudito.
Es tal vez por eso que una historia con semejantes características parecería ser más apropiada para una comedia de humor negro o para un tenso thriller de acción que para un soporífero drama.
Sin embargo, el señor Eastwood y su guionista Nick Schenk no pensaron igual. El resultado es un aburrido drama carente de inspiración que no dispone de un solo elemento del que pueda uno aferrarse para hacer su visionado un poco más tolerable.
Y esto es frustrante y penoso a la vez. La historia es una adaptación del artículo “The Sinaloa Cartel’s 90-Year-Old Drug Mule”, escrito por Sam Dolnick y publicado en una revista del New York Times. No obstante, el guion es tan tendencioso y pedestre que a nadie atrae ni convence.
Por lo tanto, de nada sirve que la historia esté basada en hechos reales, puesto que la misma carece de sustancia y de todo atisbo de verosimilitud. En otras palabras, The Mule es un desastre que pone entredicho la habilidad de Eastwood, con casi 90 años, para seguir hacienda cine.
Y a propósito, las actuaciones de un elenco de estrellas que incluye a Bradley Cooper, Laurence Fishburne, Andy García, Dianne Wiest, además del propio Eastwood y su hija Alison, son tan burdas como deplorables.
En fin, The Mule, cuya extensión alcanza casi dos horas, es un film para el olvido. Lo mejor de la película es probablemente su ‘trailer’. ¡Qué pena!